casi
rubio, casi cano
su
color de pelo fue...
cuyos
ojos que brillaban
y
al buscar se despertaban
al
sueño del atardecer...
Esos
labios que se abrían
y
encarnados sonreían
sin
saber decir porqué...
A
ese impaciente y divino
que
entre fotos divisé:
una
vida de trabajo
muchos
viajes y destajo
que
entre abrazos destapé,
y
descubrir que cada día
me
templaba su armonía
y
sus besos conservé.
A
ese padre que aprendiendo
a
ser padre y comprendiendo
que
nada imposible es,
que
con mimo y con ternura
se
supera la locura
de
serlo una y otra vez,
y
si explota la cordura
es
porque la vida es dura
y
no lo debería ser...
descubrimos
mil y una razones
para
de nuevo renacer,
y
reconociendo los errores,
esos
PADRES, son SEÑORES
de
la cabeza a los pies.
Al
DIVINO e IMPACIENTE
padre
bueno, ser consciente
cuyos
años y hendiduras
son
sus frutas ya maduras
y
que incluso si me apuras
son
hoy
PÉTALOS
SONRIENTES.-
*Aquest
poema el vaig escriure al Pare el 11/11/2008 i a la fì
ha
sigut el qui a la butxaca del seu cor, l'acomiadà al seu
Gran
Viatje a l'Eternitat, el 11/3/2009...*
Maritxè
Abad i Bueno
1/9/2009
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